La de King Kong es una de las historias más clásicas e inquietantes del horror americano. En el cine, King Kong ha vivido tres hitos (1933, 1976, 2005). Pero en dos extraordinarias películas de 1933 y 2005, nunca existió un gorila gigante real: ni adiestrado ni animado mecánicamente. La película de 1976, para la que el productor quiso que se construyera un auténtico gigante mecanizado, merece una mención aparte: tenía que ser la estrella indiscutible. Olvídense de todas las demás ficciones, miniaturas y similares: el gorila gigante tenía que estar ahí. Lo había, es cierto, pero las cosas no salieron exactamente como la gente pensaba y todavía se nos hace creer. Esta es, pues, la triste historia de la que se suponía que iba a ser una estrella de la gran pantalla, pero cuya verdadera gloria en el celuloide duró muy poco.
Gianluca Sposito (1973), abogado y profesor universitario italiano, es un estudioso de la lengua y la retórica, y divulgador. Es autor de numerosas publicaciones, también en inglés.
De Torre Annunziata a King Kong
Navidad de 1976: Big Kong en la gran pantalla
Ferry de Los Ángeles a Buenos Aires
Destino: Brasil. Pero sin un diente
Kong en “Ciao maschio” de Ferreri?
Serie Mysteria
Global readability, Italian charm.